“Esta retrospectiva era un compromiso al que la GAN tenía que hacer justicia”
A propósito de la muestra titulada Génesis de la identidad: una lectura histórica del arte nacional que inaugura en la Galería de Arte Nacional este sábado 2 de julio, a las 11:00 y donde el público tendrá la oportunidad de disfrutar de alrededor de 400 obras que estarán rotando dinámica y paulatinamente en una muestra distribuida en 20 núcleos emblemáticos del devenir histórico de nuestra plástica, conversamos con el maestro Juan Calzadilla, director de la GAN.
Esta muestra desarrollada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Plataforma de las Artes de la Imagen y el Espacio, mediante la Fundación Museos Nacionales, se enmarca en el año Bicentenario de la Independencia de nuestro pueblo, fue ideada con el propósito de asociar el arte con la historia en un discurso visual que conduzca ineludiblemente a la memoria.
¿Cuál es el criterio que los ha guiado para preparar, con esta gran muestra, una lectura programada del arte venezolano distinta a la ya conocida?
Lo que se intenta aquí no es una nueva y radical lectura, sino una retrospectiva orgánica que haga a las cosas más comprensibles, más próxima a los hechos reales, al punto de que puedan entenderse las obras como representaciones simbólicas de las diferentes épocas, a lo largo de un transcurso que abarca algo así como 400 años de historia. La historia vista no como almacén de relatos, como depósito de tejas, sino como un organismo vivo conectado con el presente. Aunque la retrospectiva se desarrolla en los dos grandes pabellones de la GAN de forma diacrónica, es decir cronológicamente, para facilitar la ubicación del receptor frente al continuo histórico, lo importante es que la información que transmiten los distintos momentos de ella sea coherente con el conjunto como un cuerpo en donde todas las partes son esenciales.
Esta relectura se asienta en una secuencia de imágenes llevada de etapa en etapa como si esas imágenes estuvieran diseñadas en las páginas de un libro abierto y pegado a las paredes de las salas. Lo que es original, a mi parecer, es la museografía, es decir, la forma expográfica que se la ha dado a los contenidos.
¿La retrospectiva se plantea para usted como una exposición permanente o temporal?
Es permanente en el sentido de que siempre estará presente en las salas una exposición de arte venezolano, cumpliendo con el rol para el que fueron construidos sus espacios. Es un viejo compromiso al que tenemos que hacer justicia y que la GAN con su enorme capacidad puede satisfacer medianamente. Una retrospectiva debe incluir al mayor número de autores, pero también se comete un abuso con el visitante cuando las obras se presentan apiñadas unas a las otras, sin respiración, como sucedía antes. Tal es lo que nos hemos impuesto: obras bien espaciadas que, por sus características, sean paradigmáticas en cierta medida de los diferentes estilos o tendencias, individuales y colectivos. En la panorámica podrán efectuarse cambios, re-montajes, sustituciones de unas obras por otras, de forma que puedan llegar a exhibirse luego las piezas que no pudieron exponerse antes por falta de espacio. Entiéndase que en la GAN hay un fondo patrimonial formado por casi 7.000 obras mientras que en sus salas sólo caben unas cuatrocientas.
¿La selección de las obras, al reducirlas a algo más de 300 en salas, no conduce a la exclusión de muchos artistas plásticos valiosos?
No. Porque el concepto manejado en la retrospectiva limita la selección a una obra por artista, salvo excepciones en que se exhibe más de una pieza de un autor, como en los casos de Michelena, Tovar, Rojas, Poleo, Soto, Reverón y algunos más. Pues la dinámica de la muestra nos dice que las obras pueden rotarse para darle paso a otros autores. Incluso puede cambiarse también el diseño del itinerario y modificarse en aras de las críticas que nos hagan.
¿Qué elementos nuevos en la periodización del arte entran en juego que pudiéramos considerar sorpresivos o novedosos?
La retrospectiva se funda en un criterio pedagógico, y está dirigida especialmente a estudiantes de todos los niveles y también a un público no habituado a visitar los sitios donde se exhibe arte contemporáneo. Público que pocas veces ha entrado en un Museo. De modo que no hay nada nuevo salvo la idea de iniciar una etapa de nuestra museografía que en el caso de la retrospectiva debiera comenzar en cero. Es decir, como si esa gran cantidad de personas que están visitando la GAN en estos días se iniciara en una lectura del arte venezolano que las toma por sorpresa ya que antes no participaban, no se les invitaba a nada. En las décadas anteriores las exposiciones se hacían para las élites y los curadores, especialmente si procedían del mundo desarrollado. Y se trabajaba a todo tren para la inauguración de las exposiciones. Ahora nos interesa lo que va a pasar en el transcurso de la muestra, una vez inaugurada porque trabajamos especialmente para escolares, liceístas y gente desinformada.
¿Ese elemento nuevo que se introduce en la retrospectiva versaría sobre el arte mismo?
Exhibimos muchas obras que antes permanecieron ocultas, que no se mostraban seguramente por considerar que no tenían méritos. Aunque no es así. Hay que juzgar las obras en las condiciones y en el tiempo en que se produjeron y esto da pie a un juicio fundado en la relación de las obras con el contexto histórico, con una voluntad colectiva. La retrospectiva está dividida en salas o núcleos y al entrar usted se tropieza con un laberinto que ocupa las dos plantas. En esa amplitud espacial tenía que entrar, por ejemplo, la fotografía considerada como arte y, por supuesto, también muchas expresiones de los nuevos lenguajes, sin que menospreciamos, como solía ocurrir hasta hace poco, el trabajo de los artistas populares, en sus más calificados representantes. Con una salvedad, y es que no hacemos distinción entre el arte ingenuo y la obra de los tallistas y pintores considerados bajo la categoría de arte popular. Es bueno aclarar esto porque el arte popular no surgió en los 70 y los 80 como se quiere hacer ver, sino que surge de una tradición antigua que viene de la imaginería artesanal de la Colonia. Y, para finalizar, así lo mostraremos.( FIN / IARTES)
Esta muestra desarrollada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Plataforma de las Artes de la Imagen y el Espacio, mediante la Fundación Museos Nacionales, se enmarca en el año Bicentenario de la Independencia de nuestro pueblo, fue ideada con el propósito de asociar el arte con la historia en un discurso visual que conduzca ineludiblemente a la memoria.
¿Cuál es el criterio que los ha guiado para preparar, con esta gran muestra, una lectura programada del arte venezolano distinta a la ya conocida?
Lo que se intenta aquí no es una nueva y radical lectura, sino una retrospectiva orgánica que haga a las cosas más comprensibles, más próxima a los hechos reales, al punto de que puedan entenderse las obras como representaciones simbólicas de las diferentes épocas, a lo largo de un transcurso que abarca algo así como 400 años de historia. La historia vista no como almacén de relatos, como depósito de tejas, sino como un organismo vivo conectado con el presente. Aunque la retrospectiva se desarrolla en los dos grandes pabellones de la GAN de forma diacrónica, es decir cronológicamente, para facilitar la ubicación del receptor frente al continuo histórico, lo importante es que la información que transmiten los distintos momentos de ella sea coherente con el conjunto como un cuerpo en donde todas las partes son esenciales.
Esta relectura se asienta en una secuencia de imágenes llevada de etapa en etapa como si esas imágenes estuvieran diseñadas en las páginas de un libro abierto y pegado a las paredes de las salas. Lo que es original, a mi parecer, es la museografía, es decir, la forma expográfica que se la ha dado a los contenidos.
¿La retrospectiva se plantea para usted como una exposición permanente o temporal?
Es permanente en el sentido de que siempre estará presente en las salas una exposición de arte venezolano, cumpliendo con el rol para el que fueron construidos sus espacios. Es un viejo compromiso al que tenemos que hacer justicia y que la GAN con su enorme capacidad puede satisfacer medianamente. Una retrospectiva debe incluir al mayor número de autores, pero también se comete un abuso con el visitante cuando las obras se presentan apiñadas unas a las otras, sin respiración, como sucedía antes. Tal es lo que nos hemos impuesto: obras bien espaciadas que, por sus características, sean paradigmáticas en cierta medida de los diferentes estilos o tendencias, individuales y colectivos. En la panorámica podrán efectuarse cambios, re-montajes, sustituciones de unas obras por otras, de forma que puedan llegar a exhibirse luego las piezas que no pudieron exponerse antes por falta de espacio. Entiéndase que en la GAN hay un fondo patrimonial formado por casi 7.000 obras mientras que en sus salas sólo caben unas cuatrocientas.
¿La selección de las obras, al reducirlas a algo más de 300 en salas, no conduce a la exclusión de muchos artistas plásticos valiosos?
No. Porque el concepto manejado en la retrospectiva limita la selección a una obra por artista, salvo excepciones en que se exhibe más de una pieza de un autor, como en los casos de Michelena, Tovar, Rojas, Poleo, Soto, Reverón y algunos más. Pues la dinámica de la muestra nos dice que las obras pueden rotarse para darle paso a otros autores. Incluso puede cambiarse también el diseño del itinerario y modificarse en aras de las críticas que nos hagan.
¿Qué elementos nuevos en la periodización del arte entran en juego que pudiéramos considerar sorpresivos o novedosos?
La retrospectiva se funda en un criterio pedagógico, y está dirigida especialmente a estudiantes de todos los niveles y también a un público no habituado a visitar los sitios donde se exhibe arte contemporáneo. Público que pocas veces ha entrado en un Museo. De modo que no hay nada nuevo salvo la idea de iniciar una etapa de nuestra museografía que en el caso de la retrospectiva debiera comenzar en cero. Es decir, como si esa gran cantidad de personas que están visitando la GAN en estos días se iniciara en una lectura del arte venezolano que las toma por sorpresa ya que antes no participaban, no se les invitaba a nada. En las décadas anteriores las exposiciones se hacían para las élites y los curadores, especialmente si procedían del mundo desarrollado. Y se trabajaba a todo tren para la inauguración de las exposiciones. Ahora nos interesa lo que va a pasar en el transcurso de la muestra, una vez inaugurada porque trabajamos especialmente para escolares, liceístas y gente desinformada.
¿Ese elemento nuevo que se introduce en la retrospectiva versaría sobre el arte mismo?
Exhibimos muchas obras que antes permanecieron ocultas, que no se mostraban seguramente por considerar que no tenían méritos. Aunque no es así. Hay que juzgar las obras en las condiciones y en el tiempo en que se produjeron y esto da pie a un juicio fundado en la relación de las obras con el contexto histórico, con una voluntad colectiva. La retrospectiva está dividida en salas o núcleos y al entrar usted se tropieza con un laberinto que ocupa las dos plantas. En esa amplitud espacial tenía que entrar, por ejemplo, la fotografía considerada como arte y, por supuesto, también muchas expresiones de los nuevos lenguajes, sin que menospreciamos, como solía ocurrir hasta hace poco, el trabajo de los artistas populares, en sus más calificados representantes. Con una salvedad, y es que no hacemos distinción entre el arte ingenuo y la obra de los tallistas y pintores considerados bajo la categoría de arte popular. Es bueno aclarar esto porque el arte popular no surgió en los 70 y los 80 como se quiere hacer ver, sino que surge de una tradición antigua que viene de la imaginería artesanal de la Colonia. Y, para finalizar, así lo mostraremos.( FIN / IARTES)
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