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lunes, abril 02, 2007

LUIS EDGARDO RAMÍREZ CABEZA, ETERNO ENAMORADO DE ALTAGRACIA



Luis Edgardo es el hijo menor del pastor Simón Ramírez y la maestra Elia de Ramírez. Criado en el seno de una familia humilde, de sólidos principios morales, religiosos y éticos. Creció rodeado de libros y con todo lo necesario para ser feliz durante su niñez. Con carencias materiales que no afectaron su espíritu ni su estado de ánimo nunca.

Hoy vive, junto a su esposa e hijo, en Chicago, USA, pero lleva a su pueblo no solo en su corazón si no los más nimios detalles. La esencia gracitana está en cada rincón de su salón de estar. En una pared se exhibe una fotografía panorámica de Altagracia, más allá una lata de Polar, en una esquina, una reproducción casi exacta del Club Orituco, con sus banderines de cerveza, sus partidas domingueras de dominó y los cuadros del pintor orituqueño, Joaquín Reverón.
Tampoco olvida las noches de serenatas bajo la luna y las parrandas en el Parque Sucre con su grupo de amigos.


- Recuerdo una anécdota que nos pasó en una de esas noches de serenatas. Esa vez, mi amigo Ruli, nos convidó a darle una serenata a una amiga nuestra. Esta muchacha era muy linda y muy blanca. Pelo amarillo y muy pero muy blanca, casi albina. Lo cierto es que nos paramos en frente de su casa y el bombillo del poste de la luz se había quemado y todo estaba muy oscuro y silencioso. Nos paramos en frente de la casa cerca de la ventana lateral derecha y empezamos a cantar. El ambiente estaba enrarecido y la cosa se puso más tétrica cuando después de cuatro canciones no se sentía ningún ruido desde adentro de la casa ni tampoco se movían las cortinas de la ventana ni nadie decía nada. En ese momento yo sugerí que nos fuéramos porque al parecer no había nadie y estaba todo muy oscuro. De repente vimos una claridad o algo que flotaba en el aire por la parte del garage. Algo blanco se acercaba hacia nosotros lentamente desde la oscuridad. Allí decidimos pegar la carrera despavoridos hacia el otro lado cuando escuchamos un grito. Era nuestra amiga, con una dormilona blanca que había decidido salir en persona para agradecer la serenata. Después del gran susto soltamos la risa y lo disfrutamos hasta el día de hoy.

Los invitamos para que disfrute de la entrevista completa a Luis Edgardo Ramírez, en nuestra sección: personajes del Orituco. ¡¡¡¡Disfrútenla!!!!

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